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viernes, 26 de octubre de 2012

ZOMBIE NERD

Hola!!!! Segunda entrega de los especiales de Halloween!

Espero que os guste.

Deidre



Zombie Nerd


Pocos minutos después de que Sam se hubiera llevado a Míriam en brazos corriendo de la pequeña fiesta que habían montado, los cinco Sinners que quedaban decidieron marcharse, demasiado preocupados por la española como para quedarse a disfrutar de la fiesta.

Durante todo el camino de vuelta Abby fue golpeando el pie contra el suelo del coche de forma nerviosa, Dick podría haberlo sabido aunque no estuviera robándole miradas de reojo para ver como estaba, ya que llevaba todavía puestas las pulseras de cascabeles en los tobillos.

Separó una mano del cambio de marchas y la puso en la rodilla que no dejaba de subir y bajar por el nerviosismo de Abby por su amiga, miró a Dick con lágrimas en los ojos y él la miró sorprendido, le dio un pequeño apretón a su rodilla y volvió a mirar a la carretera – No te preocupes, ¿vale? Sam está con ella, la cuidará bien. Y si... - no le gustaba pensar en la posibilidad porque al fin y al cabo, él la había adoptado como si fuera la hermana pequeña que nunca había tenido, pero él también tenía miedo, no tanto como Abby, pero también tenía miedo de que le pasara algo grave – Y si empeora... Sam nos llamará y la llevará al hospital... - Abby le miró otra vez y le cayó una lágrima por la mejilla – Si no lo ha hecho ya, ya sabes que Sam tiende a exagerar.

Aquello hizo que Abby sonriera, pero realmente estaba de los nervios por lo que le había pasado a Míriam y lo peor era, que no sabía que le había pasado exactamente, estaba perfecta y de repente... Sam se la había llevado a casa en brazos a todo correr.

Se le transformó la cara a una mueca de pena y de nervios otra vez y apoyó la cabeza en el hombro de Dick, que gracias a Dios se había quitado parte del potingue de zombie que llevaban los chicos para disfrazarse, y ahogó un sollozo – Prométeme que estará bien... sé que no puedes hacer nada para evitarlo pero... prométeme que todo saldrá bien.

Dick apoyó la cabeza sobre la de ella – Sabes que si pudiera hacer algo por que no os pasara nada lo haría... Te prometo que todo acabará bien, Sam está con ella y confío en él para que la cuide como necesite...

Abby le sonrió sin ganas... ella también confiaba en Sam, confiaba plenamente en que iba a cuidar de Míriam perfectamente, pero se la había llevado en brazos semiinconsciente y podían oír como le costaba respirar. Sabía que Sam la cuidaría perfectamente pero aquello a lo mejor era demasiado para él también. Como había dicho Dick, Sam tendía a exagerar pero es que podía ser algo muy serio, no quería que Sam les llamara en medio de la noche y les dijera que Míriam había empeorado.

La chica suspiró otra vez y se quedó mirando la lluvia que había empezado a caer – Dick... Sam se la llevó medio inconsciente... Nunca la había visto así...

- Lo sé... no tengas miedo ¿vale? Sam hará lo que tenga que hacer, probablemente la lleve al hospital en cuanto le quite todo el maquillaje y la abrigue... no creo que el frío le vaya bien y ninguna ibais sobradas de ropa – sintió como Abby se encogía contra su cuerpo – No tengas miedo...

- Se molestó porque no iba a juego con los demás... - dijo Abby después de unos segundos eternos en silencio – Me dijo que os había fastidiado el tema... Pero quería ponerte... nervioso – añadió – Le tengo que pedir perdón...

Dick apoyó la cabeza sobre la de ella otra vez – Estoy seguro de que no le molestó tanto como te hizo creer... y tengo que decirte que estás preciosa, pero que el de animadora consiguió que Sam se pusiera... nervioso. Supongo... - miró a la carretera otra vez y se quedó en silencio, no hacía falta seguir ahondando en el tema.

- Supones ¿qué? - le preguntó Abby expectante. Era consciente de que a lo mejor no le gustaba lo que oía pero quería saberlo.

- Que... - titubeó el alemán – Que ya no importa ahora... Ahora lo importante es que esté bien...

Abby volvió a apoyar su cabeza en su hombro y cerró los ojos, mientras se le escapaban otras dos lágrimas, Dick resopló contenido y continuó conduciendo en silencio, sólo contestando a las preguntas que Abby hacía de vez en cuando o cuando necesitaba asegurarle que todo iba a salir bien. Míriam estaría bien... tenía que estarlo...

Cuando llegaron a su edificio y salieron del coche, Dick ayudó a Abby a salir del coche y la llevó cogida de la cintura hasta el piso, en cuanto cruzaron la puerta ella se metió en el despacho diciendo que tenía que decirle a Theo lo que había pasado con Míriam y él se metió en el cuarto de baño de la habitación para quitarse el maquillaje. Después de media hora larga salió del cuarto de baño y se metió en el despacho, Abby seguía escribiendo, sabía que no le gustaba que leyeran lo que hacía por encima de su hombro pero el mail era algo más largo de lo que debía.

- Me mandó un mail preguntándome que había pasado... por eso se lo explico... dice que os toméis el tiempo que queráis...

Dick le puso las manos sobre los hombros y le besó la cabeza cerrando los ojos, odiaba verla tan disgustada pero entendía que estuviera así, la incertidumbre por saber cómo estaba Míriam también lo mataba a él, pero no podía dejar que aquello tomara el control, él tenía que ser el fuerte en esos momentos, por ella y porque estaba seguro que si Sam llevaba a Míriam al hospital tarde o temprano los llamaría y era superior a sus fuerzas quedarse al margen después de ver la cara de miedo de Sam cuando se llevaba a Míriam en brazos, si Sam llamaba Dick iba a ir, le pesara a quien le pesase.

- Vamos, Diamond... vamos a la cama... Necesitas descansar...

Abby le miró con lágrimas en los ojos y se levantó de la silla y se dejó guiar por Dick hasta la habitación, cuando Dick se iba a separar de ella lo cogió con fuerza y enterró la cara en su pecho para aspirar su olor corporal profundamente, aquello siempre conseguía calmarla, después de unos segundos en los que Dick la estrechó entre sus brazos, Abby levantó la cabeza de su pecho y le miró con los ojos vidriosos – Te necesito... Sé... sé que no debería desearte como lo hago con Míriam así pero... te necesito, Dick. Necesito sentirte, saber que estás conmi...

Pero no le dejó terminar la frase, Dick bajó sus labios a los de ella y la besó con dulzura hasta que ella abrió la boca y no pudo controlarse, introdujo su lengua en la boca de ella y la besó más profundamente – No tienes que darme excusas... - le susurró cuando tuvo que separar sus labios de los de ella para coger aire – No te sientas mal por... querer distraerte de lo que está pasando... No es nada malo...

- Pero...

- Sin peros... no es nada malo querer distraerte y no nos engañemos – le dijo con media sonrisa de maníaco que a ella le encantaba – Follo de maravilla, te distraerá estupendamente – bajó la vista y sus miradas se cruzaron, Abby sonreía pero todavía tenía los ojos preocupados – No va a estar mejor ni peor porque lo hagamos. Sam está con ella.

Cuando Abby abrió la boca para decir otra cosa Dick volvió a besarla con hambre. Abby subió los brazos hasta rodearle el cuello y Dick se la subió a la cintura para llevarla a la cama y dejarla encima con cuidado, apoyó las manos a cada lado de la cabeza de Abby y la miró con media sonrisa – Soy todo tuyo...

De repente su teléfono empezó a vibrar en su bolsillo trasero, Abby arrastró la mano hasta el lugar del que venía la música y se lo dio a su marido que abrió el mensaje y sonrió – Mensaje de Sam... dice que Míriam ya está bien, no tuvo ni que llevarla al hospital ni nada... En cuanto le quitó toda esa porquería empezó a respirar mejor.

Abby sonrió aliviada por fin y se le cayeron un par de lágrimas que Dick secó con los labios – Te dije que todo saldría bien, Diamond...

Ella asintió – Lo sé... - rodeó el cuello de Dick con los brazos y lo acercó a ella para besarle en los labios dulcemente – Pero tenía miedo... Tenía miedo de que empeorara y fuera demasiado para Sam... ¿Me explico?

Dick le sonrió y bajó su cara para apoyar su frente contra la de Abby dejando que la punta de su nariz le rozara con suavidad la mejilla – Te explicas... O eso creo... Tenías miedo de que Sam acabara de los nervios, ¿verdad? - Abby asintió contra su cara y la acarició con cuidado, recreándose en los mimos que le estaba dando Dick – Sé que tienes miedo por Míriam pero con Sam está en las mejores manos en las que podría estar. La quiere y la protege... y sé que haría cualquier cosa por ella... cualquiera... - en realidad eso asustaba un poco a Dick, que Sam estuviera tan perdidamente enamorado de la española que pudiera hacer cualquier tontería si a Míriam le pasara algo.

Estaba pensando en esto cuando los movimientos de Abby empezaron a desconcentrarle, la chica puso las manos a cada lado de la cara de Dick y lo colocó sobre sus labios para besarlo al principio con suavidad pero luego no pudo contener las ganas que tenía de él y de quitarse de la cabeza todo el miedo que había pasado... lo necesitaba, y lo necesitaba ya – Desnúdate – le dijo entre besos – Pero despacito... - añadió con ojitos de cordero – que siempre vas con ansias y no me dejas disfrutar de lo que estás haciendo. Aprovecha que hoy no están los chicos para cortarte el streap-tease – rió.

Dick la miró con cara de loco y se levantó, fue a la minicadena y puso lo primero que encontró que pudiera servirle. Se desnudó al ritmo de la música lo más lento que pudo teniendo en cuenta que Abby se había ido quitando partes del disfraz poco a poco y ahora lo miraba con hambre tumbada en la cama y completamente desnuda. Dick se quitó los calzoncillos, que era lo único que le quedaba salvo las gafas, dejando ver que estaba más que preparado para lo que iba a pasar e iba a quitarse las gafas cuando Abby se incorporó y lo cogió de la mano para atraerlo hacia ella – Déjate las gafas...

Dick ahogó una risilla, se le había olvidado por completo que a Abby le gustaba más con gafas. Se tumbó sobre ella cubriéndola completamente con su cuerpo y la besó profundamente mientras se movía para que ella le dejara acomodarse entre sus piernas, Abby no tardó demasiado en rodear su cintura con las piernas y atraer su miembro a su entrada.

Dick no se pudo contener y entró en ella de un sólo empujón lento y delicioso haciendo que Abby gimiera y encorvara la espalda para que sus pechos rozaran el pecho de Dick que no dudó en hundir su cabeza entre ellos y empezar a morder y besar todo lo que tenía a su alcance provocando que Abby encorvara la espalda todo lo que pudiera, aumentando la fricción entre ellos.

Después de unos segundos eternos en los que Dick se limitó a atender los pechos de Abby mientras se quedaba quieto para que Abby se acostumbrara a su tamaño, ella hundió la mano entre su pelo y tiró de él para separarlo de su pecho y poder hablarle – Dick... muévete de una vez...

Él sonrió y empezó a moverse lentamente dentro de ella, disfrutando y haciéndola disfrutar de cada minuto de lo que pasaba, la última parte de la noche había sido dura para ella y sabía que en el fondo la preocupación por la pequeña del grupo, en edad eso sí, no se había ido del todo. Así que todo era poco para que Abby distrajera su mente. Y si eso significaba morderse los dedos por no ir tan rápido como su mente y otras partes de su cuerpo le estaban gritando que hiciera, entonces así sería. Además el también disfrutaba de sentir como se derretía entre sus manos poco a poco.

Abby acarició su espalda con las yemas de los dedos mientras jadeada y gemía su nombre una y otra vez – Te quiero...

Dick cerró los ojos con fuerza y se abalanzó más sobre ella, aumentando la velocidad un poco, no sabía porqué cada vez que le decía “te quiero” mientras follaban él perdía tanto los papeles pero no lo podía evitar, le encantaba oírla decir eso, incluso cuando no lo estaban haciendo sentía una corriente eléctrica cada vez que se lo decía, alguien como ella podía entenderle y quererle  por como era, con todas sus locuras y no juzgarle ni recriminarle nada – Yo... también te quiero...

Abby levantó la mano hasta su nuca y lo arrastró con fuerza hasta sus labios, cuando consiguió que bajara la guardia se impulsó para quedar ella encima de él, empotrándose en él hasta el fondo, lo cogió de las muñecas y le puso las manos detrás de la cabeza. Empezó a cabalgarlo con fuerza mientras acariciaba cada centímetro de su cuerpo que tenía a mano y seguía subiendo y bajando de forma frenética.

Dick sintió como las paredes de Abby empezaban a aprisionarle y sacó las manos de detrás de su cabeza para cogerla de las caderas y empotrarse contra ella todo lo que podía. Abby echó la cabeza hacia atrás gritando su nombre con fuerza, no necesitó más que dos embestidas después de eso para que las paredes de Abby terminaran de cerrarse a su alrededor y los dos llegaran al orgasmo más maravilloso después de meses.

Abby se dejó caer sobre el pecho de Dick sin dejarle salir de ella todavía mientras bajaba de su orgasmo y lo besó en el pecho, justo encima de su corazón – Gracias... Es justo lo que necesitaba...

Dick le sonrió y la cogió de ambos lados de la cara y la olbigó a subir por su pecho, haciendo que dejaran de estar uno dentro del otro, y la besó con dulzura antes de tumbarla otra vez sobre él y abrazarla con fuerza, dejando que la cara de Abby estuviera en la curva de su cuello. No pasaron ni dos segundos cuando notó como Abby se echaba a llorar otra vez y en ese momento, en vez de intentar consolarla y que dejara de llorar, la dejó desahogarse y que soltara todos los nervios que se había guardado – Eso es, Diamond, suéltalo todo...

Al cabo de un par de minutos Abby se calmó por fin y levantó la cara de donde la había escondido para mirar a Dick con los ojos rojos y la sonrisa más bonita que le había visto en toda su vida.

- ¿Mejor?

Ella asintió y no pudo contener la risa. Se abrazó a él otra vez con fuerza y apoyó la cabeza en su pecho, Dick se incorporó y los metió a los dos en la cama como pudo con una Abby medio dormida sobre él, cuando estuvo bajo el calor de las mantas y sobre el de Dick Abby se quedó dormida profundamente con una sonrisa en los labios.

Dick la atrajo más hacia él y le empezó a acariciar el pelo con cuidado, pensando en todo lo que había pasado esa noche y al final sonrió, todo había acabado bien con Sam y Míriam, y lo que era más importante, Abby se había tranquilizado por fin y se había quitado de la cabeza ese miedo por que a Míriam le pasara algo grave. Al final había sido una buena noche de Halloween. 

Suspiró hondo y cerró los ojos yéndose con su diamante a la tierra de los sueños.

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